Ubicada a pocos kilómetros de Lagos, y de muy fácil acceso, la Ponta da Piedade es un destino imperdible para las personas que estén de visita al Algarve. Esta formación rocosa es de una belleza indescriptible. Sus acantilados con formas esculturales se sumergen en el mar turquesa componiendo un paisaje idílico e digno de visitarse.

La Ponta da Piedade es un conjunto de acantilados de piedra caliza que se alzan hasta veinte metros sobre el nivel del mar Atlántico del Algarve. Se tarda menos de 10 minutos en coche para llegar allí desde la ciudad de Lagos. Hay parking gratuito en el local, no muy grande, así que normalmente uno tiene que buscarse la vida para aparcar por los alrededores.
No hay registros oficiales que expliquen el origen exacto de su nomenclatura, aunque se cree que podría estar relacionado con alguna connotación religiosa otorgada antaño por los habitantes o marineros devotos.
También se puede llegar caminando, unos 45 minutos desde Lagos, a través de la Ruta geológico-paisajística de Ponta da Piedade (más detalles al final del artículo). Otras opciones son en bici, kayak o en barco. Hay varios tours desde el puerto de Lagos que incluyen visitas guiadas a las grutas.
UNA OBRA DE ARTE GEOLÓGICA

Su historia empieza hace millones de años, cuando la acumulación de sedimentos marinos dio forma a las capas de piedra caliza que hoy componen sus acantilados. A lo largo de los siglos la erosión provocada por el viento, la lluvia y el oleaje del mar, fue moldeando este paisaje y creando cuevas, túneles, columnas y arcos naturales.
La continua interacción entre el mar y la tierra ha hecho de este paraje un verdadero museo geológico al aire libre, donde todavía se puede encontrar huellas fósiles que revelan su edad e identidad. La tonalidad esmeralda del Atlántico en contraste con el dorado de las piedras nos brinda un visual único, especialmente durante el alba y el ocaso.

Hasta mediados del siglo XX, la Ponta da Piedade era un lugar bastante remoto, conocido solamente por los habitantes locales y pescadores. El auge del turismo en el Algarve durante las décadas de 1960 y 1970 hizo con que el lugar fuera recibiendo cada vez más visitantes.
Uno de los monumentos histórico emblemáticos del lugar es el Faro de Ponta da Piedade. Fue construido sobre uno de los promontorios en el año de 1913 para guiar a los barcos en su navegación por la costa rocosa del Algarve, conocida por su peligrosidad.

El apogeo turístico de la región en los últimos años ha llevado a la implementación de medidas ambientales para la mayor conservación y protección de esta zona. Con lo cual, se han instalado pasarelas de madera, señalización informativa y miradores con el fin de minimizar el impacto humano sobre el ecosistema.
Y la verdad es que se agradece. Además de proteger el medio ambiente, las pasarelas recorren muchos quilómetros por encima de los acantilados regalándonos unas vistas estupendas a los que nos gusta las las caminatas. Y también disponen de miradores y escaleras que dan acceso a las muchas playas por donde pasan.
RUTA GEOLÓGICO-PAISAJÍSTICA

Este recorrido, de aproximadamente 4 kilómetros, parte desde Lagos hasta la Ponta da Piedade. El sendero está muy bien mantenido, combina caminos en los acantilados, pasarelas de madera y pasa por miradores panorámicos, playas espectaculares y por el fabuloso Faro de Ponta da Piedade.
Geología
La formación carbonatada de Lagos-Portimão, del Mioceno, dio vida a acantilados, dolinas y cuevas de color ocre y densamente entrelazados que proporcionan un paisaje único de gran valor natural. La erosión causada por el agua del mar genera problemas de inestabilidad en los acantilados.
Valores históricos-culturales
La intensa navegación oceánica en esta zona a lo largo de los siglos ha dejado innumerables huellas en el paisaje natal y también en el mar a raíz de los numerosos naufragios.

Fauna y flora
En estos acantilados habita un grupo de aves prioritarias para la conservación, como el escribano triguero y la cogujada crestada. También es un recurso para la alimentación del cernícalo vulgar y el mochuelo común.
Esta zona costera cuenta con especies típicas de la vegetación mediterránea.
Ambiente marino
Este tramo de costa presenta una gran riqueza y diversidad de hábitats y especies de peces, invertebrados y flora marina.
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