Béziers: historia, cultura y encanto del sur de Francia

Está situada en el actual departamento de Hérault, en la región de Occitania. Es considerada una de las ciudades más antiguas de Francia, junto con Marsella. Fundada bajo el nombre de Colonia Julia Baeterrae Septimanorum, se convirtió en un núcleo próspero gracias a la viticultura y al comercio. La producción de vino, ya célebre en la Antigüedad, se exportaba a todo el Imperio romano. Su ubicación estratégica, entre el mar Mediterráneo y las montañas, la convierte en un punto clave de la costa languedociana.

Pasado milenario

Los orígenes de la ciudad de Béziers se remonta al séptimo milenio a. C., con la presencia de asentamientos neolíticos descubiertos durante la construcción de la circunvalación. En el siglo VI a. C., surgió como una fundación griega.

En época romana, fue un importante asentamiento urbano con anfiteatro y conectado a la Vía Domitia. Los bosques de robles fueron reemplazados por campos de cultivo de vides y olivos. La ciudad se convirtió en la Civitas Urbs Baeterrensis.

En el siglo V, los visigodos ocuparon el lugar. En el siglo VIII, los musulmanes llegaron tras la caída del reino visigodo. Carlos Martel derrotó a los musulmanes en Poitiers (732) y, en 937, conquistó Béziers y destruyó el anfiteatro romano.

la tragedia cátara y el renacimiento

Durante la Edad Media, Béziers se integró en el entramado feudal del Languedoc. La ciudad adquirió gran notoriedad, aunque también sufrió uno de los sucesos más trágicos de su historia: la cruzada albigense.

El episodio ocurrió el 22 de julio de 1209. Las tropas cruzadas, enviadas por el papa Inocencio III, y lideradas por Simón de Montfort, para erradicar la herejía cátara, sitiaron Béziers. Los habitantes, en lugar de entregar a los herejes, decidieron resistir unidos.

Cuando los cruzados entraron en la ciudad, la violencia fue total: se calcula que murieron entre 15.000 y 20.000 personas, sin distinción entre cátaros y católicos.

La célebre frase atribuida al legado papal Arnaud Amaury, “Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos”, habría sido pronunciada en este contexto. Aunque los historiadores discuten su veracidad literal, simboliza la brutalidad del acontecimiento.

La Iglesia de la Madeleine fue uno de los lugares donde se refugiaron los habitantes antes de ser masacrados.

La ciudad fue reconstruida, gobernada por cónsules que ejercían su poder desde el antiguo foro. Esta fue la época dorada de los trovadores. Durante el reinado de Luis XIV, se emprendió el gran proyecto de conectar las aguas del Atlántico con el Mediterráneo. P.-P. Riquet diseñó y construyó el Canal du Midi.

Uno de los símbolos de este renacer es la Catedral de Saint-Nazaire, erigida en estilo gótico sobre los restos de la anterior iglesia románica incendiada en 1209.

La catedral, con su aspecto fortificado, no solo cumplía una función religiosa, sino también defensiva en un contexto de inestabilidad política y militar.

Durante los siglos XVI y XVII, Béziers, al igual que muchas ciudades del sur de Francia, se vio afectada por las Guerras de Religión entre católicos y protestantes. En paralelo, se consolidó el cultivo de la vid, que se convertiría en el motor económico regional.

En el siglo XVII, la figura de Pierre-Paul Riquet, nacido en Béziers, fue fundamental para la historia de la ciudad y de Francia: como ingeniero y administrador, diseñó y promovió la construcción del Canal du Midi, inaugurado en 1681, que unía el Atlántico con el Mediterráneo y transformó las comunicaciones y la economía del Languedoc.

El siglo XIX presenció un auge económico con el desarrollo de los viñedos y la llegada del ferrocarril.

La viticultura alcanzó un apogeo sin precedentes. Béziers fue uno de los centros más importantes de producción vinícola de Europa. Sin embargo, la crisis de la filoxera devastó los viñedos en la segunda mitad del siglo XIX, provocando revueltas sociales como la de 1907, cuando miles de viticultores del Languedoc, incluidos los de Béziers, se levantaron en protesta contra la caída de precios y el fraude en el mercado del vino.

Durante el siglo XX, la ciudad continuó expandiéndose como centro regional, manteniendo una estrecha relación con su tradición agrícola y vitivinícola, mientras se modernizaba en infraestructura y servicios.

en la actualidad

Hoy, Béziers conserva su legado histórico como testimonio de los grandes procesos que marcaron el sur de Francia: la romanización, la cruzada contra los cátaros, el auge del comercio fluvial y la viticultura. La ciudad se presenta no solo como un destino cultural, sino como un archivo vivo de la historia occitana y mediterránea.

Localmente, Béziers es la segunda ciudad más poblada del departamento de Hérault, después de Montpellier, en la región de Occitania.

La ciudad está a sólo 12 km del mar Mediterráneo y a 50 km de las montañas del Haut-Languedoc, donde se encuentra, por ejemplo, el macizo del Monte Caroux, conocido como la «mujer alargada» por su forma, que recuerda al cuerpo de una mujer, y que se eleva a 1091 metros de altitud. Es el terreno ideal para el senderismo y la escalada.

Es un centro dinámico que conserva su esencia al mismo tiempo que apuesta por la modernidad. Su clima mediterráneo, su gastronomía y su cercanía a playas y paisajes naturales hacen de ella un destino ideal para quienes buscan cultura, historia y descanso.

Patrimonio y arquitectura

El patrimonio de Béziers es un conjunto vivo que integra arquitectura, paisajes, tradiciones y memoria histórica, convirtiendo a la ciudad en un crisol de herencias mediterráneas y occitanas.

Catedral de Saint-Nazaire y Saint-Celse
Construida entre los siglos XIII y XV sobre los restos de un templo románico destruido en 1209, la catedral es el gran emblema de la ciudad. Su estilo gótico meridional, con aspecto fortificado, refleja tanto la devoción religiosa como la necesidad defensiva de la época. Su claustro y el rosetón son ejemplos notables de la arquitectura eclesiástica languedociana.

Iglesia de la Madeleine
Uno de los edificios más antiguos de Béziers, de origen románico, célebre por haber sido escenario de la masacre de 1209 durante la cruzada albigense.

Iglesia de Saint-Jacques
Situada en uno de los barrios más antiguos, es un ejemplo del románico del siglo XI.

Puente Viejo (Pont Vieux)
Obra del siglo XII, cruzaba el río Orb y formaba parte de la ruta hacia Santiago de Compostela. Fue clave en la comunicación medieval de la ciudad.

Las Arenas de Béziers
Construidas en el siglo XIX, reflejan la influencia hispana y la tradición taurina local. Aunque modernas, forman parte de la identidad cultural de la ciudad.

Murallas y urbanismo medieval
Restos de fortificaciones y calles estrechas dan testimonio del entramado defensivo de la ciudad medieval.

Canal du Midi
Una de las grandes obras de ingeniería del siglo XVII, diseñado por Pierre-Paul Riquet, hijo de Béziers. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996, el canal transformó el transporte y la economía regional. Parte del Canal du Midi, constituyen un complejo sistema hidráulico único que permitía salvar un desnivel de 21 metros. Son uno de los principales atractivos patrimoniales de Béziers.

Musée du Biterrois
Presenta colecciones arqueológicas, etnográficas e históricas que recorren desde la prehistoria hasta la actualidad.

Musée des Beaux-Arts
Alberga obras de artistas europeos, con especial énfasis en la pintura flamenca y española.

Curiosidades de Béziers

Mas antigua que Roma

Se dice que Béziers fue fundada hacia el 575 a.C., lo que la convierte en una de las ciudades más antiguas de Francia y, según algunos historiadores, incluso anterior a la fundación de Roma (753 a.C.). Aunque no se conservan anfiteatros o teatros tan imponentes como en Nimes o Arlés, Béziers fue una colonia romana próspera: Colonia Julia Baeterrae Septimanorum. Era famosa por sus vinos, que llegaban a Roma en ánforas producidas en la zona. En excavaciones modernas se han hallado restos de mosaicos, villas y objetos que atestiguan la riqueza de la ciudad durante el Imperio. Hoy, el Musée du Biterrois guarda muchas de estas piezas.

El ingenio de un hijo de Béziers

Pierre-Paul Riquet, nacido en Béziers en 1609, era recaudador de impuestos de la sal (gabelles) cuando ideó un proyecto que parecía imposible: unir el Atlántico y el Mediterráneo por un canal navegable.
Durante más de 15 años defendió su idea frente a la corte de Luis XIV y finalmente consiguió el apoyo de Jean-Baptiste Colbert, ministro del Rey Sol. El Canal du Midi, inaugurado en 1681, fue una obra colosal de ingeniería con esclusas, túneles y acueductos, y transformó el comercio del sur de Francia. Es considerado una de las mayores obras de ingeniería civil del siglo XVII y hoy Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El orgullo local hacia Riquet sigue vivo: en Béziers, una gran estatua le rinde homenaje en las Allées Paul-Riquet.

Un sistema hidráulico único

Las nueve esclusas de Fonseranes, asociadas al Canal du Midi, permitían salvar un desnivel de más de 20 metros. Durante siglos fueron un punto clave del comercio fluvial y hoy son uno de los monumentos más visitados del sur de Francia.

El levantamiento de los viticultores

En 1907, Béziers y otras localidades del Languedoc protagonizaron una de las mayores revueltas sociales de Francia contemporánea, conocida como la “crisis del vino”. El 12 de mayo de este año, más de 150.000 personas se reunieron en la ciudad para exigir medidas al gobierno. La revuelta creció hasta movilizar a casi un millón de viticultores en todo el sur de Francia. La situación fue tan grave que incluso el ejército se amotinó en Narbona en solidaridad con los campesinos. Finalmente, el gobierno francés debió intervenir, aprobando leyes que protegieron la producción local frente al fraude. Este episodio es recordado como uno de los mayores movimientos sociales de la Tercera República.

Puente Viejo y Camino de Santiago

El Pont Vieux, construido en el siglo XII sobre el río Orb, no solo era un elemento vital para la economía local, sino que también fue paso obligado de los peregrinos que recorrían la Vía Tolosana del Camino de Santiago. Durante siglos, comerciantes, cruzados y viajeros atravesaron este puente. Aunque hoy convive con otras infraestructuras modernas, el Pont Vieux todavía forma parte del trazado oficial del Camino de Santiago reconocido por la UNESCO.

Un Anfiteatro moderno

Aunque Béziers tuvo un importante pasado romano, las actuales arenas de la ciudad datan del siglo XIX. Están Inspiradas en las plazas de toros españolas, refleja la fuerte influencia cultural de España en el sur de Francia. Durante décadas, Béziers fue considerada la “Meca de la tauromaquia” en Francia. Grandes toreros españoles, como Nimeño II o incluso figuras míticas como Manolete, participaron en sus ferias taurinas. Hoy, las arenas también acogen conciertos y espectáculos culturales, pero su origen está estrechamente ligado a la pasión hispano-francesa por la tauromaquia.

Un apodo local

Los habitantes de Béziers son conocidos como Biterrois (en francés) o Besièrs en occitano, conservando así el nombre latino de la ciudad: Baeterrae.

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