Pedrosa del Rey al descubierto

El domingo, 13 de agosto, estuvimos en el terreno donde se asentaba la localidad de Pedrosa del Rey, uno de los 9 pueblos que anegó el pantano de Riaño. Ojalá pudiera haber estado allí en otros tiempos.

Me chocó mucho pararme frente a la cruz donde se localizaba el cementerio del pueblo. Allí está puesta una placa con la inscripción: “21-7-1987. Fecha del Genocidio”.

Una frase muy fuerte, pero que ilustra perfectamente el sentimiento que se ha quedado en la memoria colectiva de los paisanos que habitaban los pueblos sepultados.

Hemos podido ver en su totalidad el puente romano de Pedrosa del Rey y cruzarlo caminando lentamente e intentando imaginar cómo era antaño el valle y el pueblo.

El sentimiento que te invade es muy triste y no puedo imaginarme lo duro que ha sido, y que sigue siéndolo, para las personas que eran de allí, que perdieron su patria y se quedaron sin lugar donde ubicar sus recuerdos, su infancia, su vida y las de sus antepasados.

De Pedrosa del Rey queda su iglesia de San Martín, que fue trasladada piedra a piedra hasta el Nuevo Riaño y bautizada como Iglesia parroquial de Santa Águeda; la vieja carretera; el puente romano y un arsenal de escombros, piedras y ladrillos de las viviendas que un día sostuvieron las paredes de los hogares de las gentes de allí.

A pesar del horrible panorama, miramos al suelo y pudimos apreciar la vida que brotaba verde entre el desértico paisaje que ha dejado la sequía y que ha llevado al pantano a alcanzar los índices más bajos jamás registrados en los 30 años de existencia del embalse de Riaño.

Anciles, Burón, Éscaro, Huelde, Pedrosa del Rey, La Puerta, Riaño, Salio, Vegacerneja, descansan en la memoria de los suyos y de todos, pero a día de hoy nos enseñan sus ruinas, que seguramente remueven conciencias y principalmente nos hacen añorar las que fueron una día preciosas localidades del valle de Riaño, ya perdidas para siempre.